Se trata de un manuscrito de alrededor de 1552 realizado por dos indios aztecas, Martinus de la Cruz, un médico nativo que compuso la obra en azteca, y otro indio, Juannes Badianus, que tradujo el texto en latín.) Juan Badiano, indio natural de Xochimilco a quien se le encomendó la tarea de escribir en latín los conocimientos medicinales dictados y obtenidos por el ticitl (médico) Martínus de la Cruz, quien heredó el arte de curar con las plantas.
Es una de las cinco fuentes históricas para comprender los usos y costumbres de los antiguos pueblos indígenas en torno a sus tratamientos médicos. (las otras son:el Libro XI de Historia de las cosas de Nueva España de fray Bernardino de Sahagún; la Historia natural de Nueva España, del médico español Francisco Hernández, así como otros dos sin título). http://www.eluniversal.com.mx
En este códice, se recogen hierbas y plantas medicinales de México, asi como los recursos nativos de los pueblos azteca y tolteca, en los que se detallan los usos de las plantas utilizadas en remedios para atender enfermedades.
Se sabe que este manuscrito fue un regalo del virrey Mendoza para el rey Felipe II, en 1552, quien lo resguardó en la Biblioteca de El Escorial, en España , posteriormente aparece en la Biblioteca Apostólica Vaticana, enviado por el Cardenal Barberini, quien lo obtuvo de Diego de Cortavila, farmacéutico del rey Felipe IV.
Fue descubierto en la Biblioteca Vaticana en 1929 por el Profesor U. Charles Clark. (que mas sorpresas deliciosas tendrán esas bodegas vaticanas) y reapareció en 1940 reimpreso por la Universidad John Hopkins. En 1990 el manuscrito fue devuelto al pueblo mexicano por el Papa Juan Pablo II, y hoy se encuentra en el Fondo Reservado de la Biblioteca del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México.
Sabíamos que los conquistadores españoles siempre se mostraron muy impresionados por la sabiduría médica de los indios, ya que se menciona con mucho elogio a la terapéutica de los aztecas en todos los informes a Carlos V.
No existían equivalentes en latín para la mayoría de nombres de plantas, por lo que no tuvieron otra opción que mantener los nombres originales aztecas, lo que hace del manuscrito una valiosa fuente de lexicografía azteca; además está ilustrado lo que ayuda a la identificación de las plantas
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