Coherencia fotonica es la base de la vida


En los años ochenta, el biofísico alemán Fritz Albert Popp hizo uno de los hallazgos más importantes en biología desde que Watson y Crick descubrieran en 1953 la estructura del ADN. Popp demostró experimentalmente que todas las células emiten una luz muy débil. Esta luz, llamada luz biofotónica, es una radiación coherente y armónica que tiene la capacidad de comunicar unas células con otras. Células del mismo tipo producen fotones de la misma frecuencia que interfieren entre sí, creando canales de comunicación entre ellas. De esta forma, unos pocos fotones pueden transmitir una gran cantidad de información, y pueden indicar incluso cuándo se tienen que producir reacciones químicas en el interior de una célula. En definitiva, la luz biofotónica parece estar en la base de todos los procesos biológicos. Este descubrimiento tiene un alcance filosófico sin precedentes, cambiando la concepción que tenemos hasta ahora de los seres vivos.
De la bioquímica a la biofísica
Con el importante desarrollo que ha experimentado la bioquímica durante el siglo XX, el modelo de ser vivo que se ha impuesto es químico-molecular. Es decir, en realidad se trata de un modelo mecanicista que es básicamente el universo formulado por Demócrito en el siglo V A.C., formado únicamente por átomos materiales. De esta forma, el funcionamiento de los seres vivos se reduce a millones de moléculas (hormonas, proteínas, enzimas, etc.) que reaccionan químicamente entre sí.Después del descubrimiento de Popp y los avances de la biofísica, se ha puesto de manifiesto que el modelo químico-molecular es insuficiente. Los seres vivos no sólo están formados por materia, sino que también están formados por campos electromagnéticos; esta materia y estos campos interaccionan entre sí, y la vida sólo se puede entender si tenemos en cuenta ambos factores.

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